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martes, abril 24, 2012

Chris Kase - "Six"


Six. Seis. Cifra de escalofriantes resonancias en territorio ibérico. Ese número, enunciado por partida doble y entre exclamaciones - ¡seis toros, seis! -, es el de astados torturados en las plazas en una corrida convencional. Por fortuna no hay más paralelismo que ese (retorcido, rebuscado si se quiere) en este sexto trabajo de la discografía del trompetista, que comparte con otros cinco músicos (para sumar seis, claro). Seis discos para confirmar un estilo propio que tiene varias señas de identidad.

Técnica: la limpieza y calidez del sonido de Kase no se debe tanto al uso del fliscorno y la corneta (instrumentos que recortan las aristas tímbricas más "hirientes" de una trompeta convencional) sino a una forma de hacerlos sonar, a un sonido que le brota redondo, limpio; una caricia de pluma que vuela en un continuo soplo que jamás cesa (ejemplar para alumnos que han escuchado aquello de no interrumpir la "columna de aire" al soplar el instrumento). Su fraseo es tanto consecuencia como causa de ese sonido. Esa forma de emisión sonora le permite a Kase dibujar solos en un legato que es ágil, serpenteante y casi impresionista. Se recrea con placer en los registros medios y sigue preciso cuando sube a las alturas. Sin duda uno de los sonidos más depurados de la trompeta de jazz.

Arreglos y composiciones: la introspección como clima. La música de Chris Kase me recuerda al (mejor) cine de Clint Eastwood. Incluso cuando más trepidante se pone, la música permanece siempre en estado de quietud y calidez, territorio de confort para el oyente. Puede derrapar el mundo que Kase permanecerá impertérrito. Eso sí, su estatismo es móvil. Las voces conforman un orgánico sonoro que el trompetista consigue hilar con arreglos que nos permiten intuir la dedicación de un artesano. Dedicación y concentración. Líneas que empastan con preciosismo en el enlace tímbrico de Kase con el trombón de Toni Belenguer y que distribuye con gracia en cada composición. Temas que trabajan diversas estructuras, patrones y tempos, y que ligan el juego de las improvisaciones al marco general, nunca quedan desnudos tras la excusa temática. Chris Kase arregla el acompañamiento de estos como si de una big band se tratara (sirva la referencia de Maria Schneider, por ejemplo), tal es la riqueza con la que explota el sexteto. Todo ello siempre sazonado por una direccionalidad melódica llena de buen gusto y sensibilidad. Jazz que acaricia sin caer en el empacho meloso.

Hablo por intuición si digo que este es el disco más redondo de la trayectoria del estadounidense (residente en Madrid). Lo sea o sólo jueguen las emociones del presente en ello, este disco es una de esas (poco frecuentes) grabaciones que rompen la lógica impuesta ahora de picoteo musical. Aquí es necesario (recomendable, tal vez) sumirse de principio a fin en la hora de grabación que suman los nueve temas de su propia autoría. Son muchas las sutilezas como para reducirlo todo a un pasar liviano. Hay densidad y hay una labor colectiva plausible, bien cohesionado el sexteto. La música exige - contra la lógica que pueda sugerir la serenidad global - la acción continua de los seis, que toman y retoman y que tienen la habilidad de entrar en la frecuencia tímbrica y emocional que propone Kase (escúchese cómo irrumpe de la nada, sedoso y preciosista, el saxo alto de Mikel Andueza en el inicial Alberti).

Son muchos los detalles de interés para el oyente versado y Kase ofrece en el libreto del disco explicación a muchas de las formas compositivas, motivos rítmicos y estructuras que maneja. Del porqué del título Alberti (nada que ver con Rafael y sí con Domenico) a las escalas de la Diatonic fantasy, pasando por los obsesivos motivos melódicos con los que construye Reminiscence o el tipo de compás sobre el que trabaja en Magic five y en la bellísima Epic ballad (sin duda épica es esta crepuscular, heroica, hipnótica y adictiva balada). Valor añadido el del libreto para los que todavía compramos cedés. Héroes crepusculares.

© Carlos Pérez Cruz

Publicado originalmente en www.elclubdejazz.com

lunes, abril 23, 2012

Carne Cruda, síntomas de un 'trending topic'


El programa de Radio 3 (RNE) ‘Carne Cruda’ y su director y presentador, Javier Gallego, han sido hoy trending topic español en Twitter. Dicho de forma menos anglo-pedante y más precisa: el editorial del programa con el que Javier ha abierto hoy el programa ha sido uno de los temas más comentados en España en un momento determinado por parte de los usuarios de esta red. ¿Qué ha pasado para que un programa de una emisora minoritaria haya logrado rascar en la superficie de gloria efímera en la competición de los ciento cuarenta caracteres?

Javier ha dicho lo que pensaba. Esto no es nuevo, claro. Quienes seguimos a diario el programa sabemos que, más o menos, lo hace todos los días. Hoy ha tocado un tema sensible (¿cuándo no?): la modificación normativa (por decreto) por parte del partido político en el gobierno, el Partido Popular (PP), para nombrar al director de Radiotelevisión Española. Desde 2006 tal nombramiento exigía mayoría cualificada (dos tercios del Parlamento). Ahora puede nombrarlo de forma unilateral el actual gobierno, haciendo uso de su mayoría absoluta. Se ciñe sobre la radiotelevisión pública la sombra de la manipulación informativa al servicio del partido en el gobierno, cáncer endémico que creíamos extirpado.

Varias consideraciones:

1) El periodismo está enfermo. La independencia del profesional escasea de tal manera que encontrar una voz libre produce en el ciudadano un efecto de euforia que hoy se ha manifestado significativamente en los onomatopéyicos ciento cuarenta caracteres de Twitter de muchos internautas.

2) Hay tantos medios que son ídem hacia un fin ideológico (léase poder económico e influencia social y política) que la profesión, a pesar de los buenos profesionales que aún quedan, está en un jaque (¿mate?) de credibilidad. Hoy se usan y entienden los medios más como una opción de ocio que verdaderamente informativa. Forman parte de esta ‘civilización del espectáculo’ en la que vivimos (bautizada así por Mario Vargas Llosa). Alerta roja.

3) No hay venda antes de la herida. El editorial de Javier diagnostica una enfermedad que creíamos erradicada en 2006 y cuyos síntomas previos se intuían hace semanas y meses con declaraciones amenazantes y chulescas sobre el futuro de algunos profesionales. La política entendida como vendetta y agencia de colocación.

4) Javier Gallego ha elevado la voz de sus razonamientos desde el propio medio implicado. Ha hecho lo que la razón pragmática insinúa que no se debe hacer. Nada tan poco útil para conservar el puesto que hacer crítica incisiva de quien en breve decidirá tu futuro. Le honra. Por ello, lo admiro y respeto.

5) La falta de pragmatismo de Javier es tan insólita en nuestro tiempo que a su vez pone en evidencia la actitud mayoritaria entre la profesión periodística (que servidor conoce de primera mano). La solidaridad por la injusticia se consuela en privado y se calla en público. El ejercicio del periodismo incisivo se sustenta en el interés comercial o político del medio. Hace mucho que la lucha por la conservación del puesto de trabajo se desentendió de injusticias y amigos. Palmadita en el hombro y silencio. Los males, siempre ajenos.

6) Desde que el Partido Popular lograra hacerse con el gobierno tras las últimas elecciones en España, muchos oyentes han sentenciado el programa. Meses y meses de necrológicas preventivas. Es tal la convicción de que se vaya a censurar el programa que cuando esto suceda (si es que llega a suceder, Urdaci no lo quiera) será asumido como una fatalidad inevitable: “Ya lo sabíamos”, “Era de esperar”. Se crea un estadio mental en el que la anormalidad democrática es normal y lo contrario, extraordinario. Mal punto de partida para la reacción social.

6b) El Partido Popular debería hacérselo mirar. Su gobierno genera siempre certezas de injerencia en la libertad en muchos ciudadanos: “Ya verás ahora, cuando gobiernen”.

7) ‘Carne Cruda’ – o lo que es lo mismo, Javier Gallego – es un programa libre e independiente. Ha tratado temas y ha tenido invitados en la mayoría de las ocasiones ajenos a la convencional agenda informativa y de contenidos de los medios de comunicación convencionales. Ha ejercido, por lo tanto, función de medio de comunicación público dando cobertura a las minorías y ha ejercido a diario el libre pensamiento, razonado e implicado. Jamás ha sido vocero del interés por conveniencia ni alminar para la proclamación de la razón absoluta. Estimula el pensamiento (ejercicio hoy tan en desuso) y amplía los horizontes culturales (hay más mundos… ¡y están en este!).

© Carlos Pérez Cruz

PD: En el momento de concluir este texto recibo un correo con un enlace a un artículo publicado en la edición digital del diario ‘El Mundo’ bajo el título de El locutor de RNE Javier Gallego ataca al Gobierno: ‘Venceréis pero no convenceréis’. Lamentable. Démosle la vuelta: El locutor de RNE Javier Gallego defiende a la profesión periodística ante la amenaza gubernamental: ‘Venceréis pero no convenceréis’. Un ejemplo más de lo dicho en el punto 2. Agradezco a ‘El Mundo’ la rápida y eficaz muestra ofrecida de lo aquí expuesto.


Publicado originalmente en www.elclubdejazz.com

Café con ¡ZAS! (Latigazos de una charla en Bilbao)

Me subo al coche y me dispongo a recorrer la distancia que separa Pamplona de Bilbao. Superada la mitad del camino lleno el depósito en la gasolinera del alto de Altube. Pero, ¡por Repsol! ¿Tanto ha subido? La diferencia de céntimos en el precio de un mes a esta parte puede ser razón para quedarse en casa. Me saldrá caro este concierto.

Tengo suerte de aparcar junto al hotel donde se encuentra alojado el ¡ZAS! Trío. Puppy -cánido florido de la explanada del Museo Guggenheim- vigila que a mí vehículo en vías de desintegración (cada día se le cae algo) no le falte nada horas más tarde. Su presencia, no nos engañemos, no es especialmente disuasoria.

sábado, abril 21, 2012

Trilogía necrófila

Días de los muertos vivientes. Entre el sábado 21 y el lunes 30 de abril se concentran tres celebraciones, tres “días de” con olor a taxidermia. Día de las tiendas de discos, día del libro y día del jazz. Es decir, días para recordar aquellos tiempos en que se escuchaba música, se leía algo más que ciento cuarenta caracteres y una expresión artística denominada jazz era, incluso, considerada música popular.


El sábado 21 las tiendas de discos celebran su día. Las que resisten, claro. Uno camina por diferentes ciudades del mundo y, de pronto, se encuentra una. ¡Es como dar con el arca perdida de Indiana Jones! Una labor puramente arqueológica. Tiendas que permanecen en la superficie pero que corresponden, en realidad, a capas geológicas anteriores de nuestras urbes. Una vez en su interior, el polvo acumulado en cajas de cedés - por el supino aburrimiento del dependiente - corrobora la sensación de hallazgo arqueológico. El resurgir del vinilo causa además un efecto de alucinación visual y la sensación de estar viviendo en un bucle temporal que, efectivamente, es la confirmación de que estas tiendas ya no existen, son mero producto de nuestra nostalgia. La prueba está en que si usted sale a la calle con un disco bajo el brazo será inmediatamente objeto de la mirada extrañada de los demás. Le observarán incapaces de comprender. ¿De dónde ha salido este tipo? Y usted se subirá al DeLorean.


El lunes 23, turno para el libro. La imagen característica de una jornada así es la de los puestos callejeros que las librerías instalan en plazas, avenidas y rincones emblemáticos de las ciudades, con ejemplares colocados sobre el mostrador y gente que asoma su cabeza curiosa entre las de otros. Alguno incluso llega a comprar. En algunas casetas los escritores firman y dedican a sus lectores copias de sus últimas novelas, ensayos y recetas de cocina. El librero aplicará un descuento como celebración (para el comprador) de la jornada. ¿Cómo se celebra un día del libro digital? ¿Se pasea virtualmente? ¿Se firma con DNI electrónico? ¿Es el día del libro un grupo en Facebook? ¿Acaso una etiqueta en Twitter?


30 de abril, Día internacional del jazz. Una iniciativa de Herbie Hancock amparada por la UNESCO que cierra esta trilogía necrófila justo una fecha antes de que el mundo celebre el día de los trabajadores (de seguir así, pronto hablaremos de tetralogía). ¿Qué decir de esta jornada? ¿Se celebrará su presente o su pasado? Intuyo que habrá cierto espíritu museístico, que volverá a ponerse el foco sobre los nombres que tanto dieron (pero que hoy ya no están) y que se expondrán en urnas como si de un museo de historia antigua se tratara, convirtiendo a muchos de ellos en figuras institucionales (cuando en vida no lograron jamás escapar de la marginalidad). Como guía de esta visita apuesto por Wynton Marsalis. Él será uno de los músicos que actuarán en la sala de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York el día 30. ¿Se saldrá alguien del simpatiquismo celebratorio? ¿Alzará algún músico la voz para dejar constancia en tan magno recinto de que la realidad del jazz no está para celebraciones? No, y menos en una sala acostumbrada al veto de los poderosos. Que nadie espere disonancias. Todo será perfectamente armónico, para deleite de Robert De Niro, Michael Douglas, Morgan Freeman y Quincy Jones, anfitriones de la velada. ¡Cuánto glamur! Con ellos en la fotografía igual hasta escriben la palabra ‘jazz’ en la revista ¡Hola!. La realidad quedará una vez más fuera de campo en la fotografía informativa. Muchas veces lo que no se ve es más verosímil que lo que se muestra.

© Carlos Pérez Cruz

Publicado originalmente en www.elclubdejazz.com

lunes, abril 16, 2012

Día Internacional del Jazz

La historia del jazz se escribe con renglones torcidos. No es casualidad que sea la música por excelencia del siglo XX, el siglo más retorcido de la historia de la (des)humanidad. Es una música (¿tan sólo eso?) que nació con los pies en el suelo para volar después al espacio exterior (de Congo Square a Space Is the Place), esclava y después liberada (Free Jazz), dada por muerta y resucitada (y dada por muerta de nuevo por Nicholas Payton). Es todo tan extraño en la historia del jazz que, como escribió el crítico John. S. Wilson en 1967, “a pesar de su teórico sentido de la libertad, los músicos de jazz tienden a aferrarse de modo sorprendente a la tradición”.

domingo, abril 08, 2012

¡ZAS! Trío - 365 Jazz Bilbao 7/04/2012

¡ZAS! Trío. ¿Por qué ¡ZAS!? Dice “Sir Charles” que no es que la música sea violenta, pero que a los tres ¡ZAS! les une un común mosqueo con muchas cosas de la vida. Así, en el onomatopéyico nombre del grupo, subyace la intención de golpear conciencias, de gritar musicalmente ¡basta ya! Un grito de tres jazzistas, por lo que se puede imaginar que la indignación no es simplemente ciudadana, también (y eternamente) profesional.

Los caminos del jazz son inescrutables y así la indignación hecha arte se subió por dos noches a la tarima del lounge (denominación anglo-pedante de un bar de copas de toda la vida) de un bilbaíno hotel de cinco estrellas. Tiene su miga. Los desheredados de la música “ambientando” un local en el que las consumiciones cuestan más de lo que muchas veces cobran ellos por hora y media de trabajo. Son locales con un glamur impostado, lujo de baratillo y atención de usted con falsete. Y, sin embargo, detrás de la apariencia de clase se esconde la vulgaridad del lanzamiento de botellas al contenedor cuando la música roza el pianissimo. Sensibilidad anal (no confundir con la placentera descrita por Freud), con traje de luces.


Baldo Martínez y Marcelo Peralta
© www.elclubdejazz.com

Dejemos, no obstante, la apariencia ambiental y sus contradicciones y concentrémonos en la música. Aquí sí hay coherencia. Discurso ideológico, puesta en escena y práctica musical son una misma cosa. Son contundentes los ¡ZAS!, por supuesto, pero una contundencia que excede la testosterona terapéutica y se cifra en la suma de muchos y valiosos elementos, tanto en lo que se refiere a la composición, como a la forma en que vuelan las improvisaciones. Hubo quien tras el concierto confesó haber disfrutado del mismo, a pesar de no gustarle el free. Nos pierden las etiquetas. ¿Qué significa que no te guste el free? ¿Qué es el free? Sobre el escenario había tres músicos (que no vestían de etiqueta) haciendo música de la buena, no practicando pleitesía a una definición. Puede que alguien disfrutara del concierto a pesar de que le disguste el swing. Y eso que, ¡menudo swing se gastan! Al homenaje al humorista Gila de “Sir Charles” (con ecos del St. Thomas de Sonny Rollins) me remito. Ellington lo bendeciría.

Si a la estética del entorno le sobraba impostura, la música del escenario supuraba verdad (¡Qué elegante ironía la del Duke Ellington´s Sound of Love del canalla Mingus!). Contrastes. De ellos, un juego permanente en escena. Si alguien alberga dudas sobre la gloriosa necesidad de la disonancia, es porque no conoce el placer del aterrizaje posterior. Si alguien se preocupa por el descanso de los futbolistas alojados en el hotel*, es porque no conoce la inyección energética (ríete de ciertas bebidas que la prometen) del estallido visceral. Contrastes. La murguita de Marcelo Peralta camina plácida (y excitante) sobre un tempo estable (resonancias zornianas del cuarteto Masada), mientras Coquito´s de Baldo Martínez (grabado con MBM) está estructurada con la complejidad rítmica y formal habitual del contrabajista, para culminar, por paradójico que parezca, en los espacios abiertos de ese teórico free que tanto asusta.


Carlos González, "Sir Charles y Baldo Martínez
© www.elclubdejazz.com

La fórmula de trío de batería, contrabajo y saxo alto es exigente para el intérprete pero, si requiere atención e interacción casi continua, también recompensa con la maleabilidad de las formas, con la expansión y contracción del tempo (como si los tres fueran unidad en continua mutación). Claro que, al igual que con el tema de las etiquetas nominales, no está en la instrumentación la causa, sino en la suma de sus personalidades. Los tres crean un organismo sonoro tan flexible que encuentra su equivalente visual en la ligereza y soltura con que danza el cuerpo de “Sir Charles” en la batería. O de cómo la fuerza expresiva nada tiene que ver con la agresividad. Como nada agresivo es el clímax extremo y punzante (para la emoción, claro) de El vidalero de Peralta; hermoso, lírico y crepuscular, paradigma de la capacidad de hondura emocional de la música cuando se aleja de la condescendencia (sin por ello mirarse al ombligo), y del placer sensorial que se sublima con la confluencia remansada de tres discursos sonoros paralelos tan intensos.

“Sir Charles” se confesó públicamente en estado de levitación escénica. No es para menos. Son tres muy buenos músicos que se comunican desde una evidente humildad y voluntad de conjunto. Tres trayectorias con bagajes profesionales muy dispares que han dado con la clave del entendimiento mutuo. ¡Qué difícil! Pero qué fácil lo hacen (parecer). Y es que en estado de levitación, los obstáculos quedan allá abajo.

© Carlos Pérez Cruz

*Después de la actuación del viernes 6, al grupo se le insinuó la necesidad de que su actuación del sábado 7 rebajara la intensidad sonora. ¿Motivo? El Sevilla de fútbol se iba a alojar en el hotel la noche previa a su partido de liga con el Athletic de Bilbao. Por fortuna, ignoraron tamaña grosería.

Publicado originalmente en www.elclubdejazz.com
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