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domingo, enero 09, 2011

"Mierda puta"

¿Será cosa de mala suerte o es siempre así? Tres veces he ido a escuchar un concierto a la sala Jimmy Jazz de Vitoria - Gasteiz y tres veces he sufrido considerables retrasos entre la hora de anuncio de la actuación y la hora efectiva de comienzo. La primera más de cincuenta minutos, la segunda ni lo sé ya que me fui antes de que llegaran a abrir el local y la taquilla pasados veinte minutos de la hora anunciada. Anoche fue mi tercera tentativa y casi me atrevo a asegurar que es marca de la casa la generosa impuntualidad.

Para las 21 horas del sábado 8 de enero de 2011 estaba anunciada la actuación de Chuck Prophet con los Spanish Bombs, banda creada para la ocasión para rendir tributo al London Calling de The Clash en el treinta aniversario de su publicación. Allí estábamos unos cuantos ingenuos a la hora anunciada esperando comprar la entrada. Bueno, quizá el único ingenuo era yo ya que quien compró entrada antes de mí no trató de acceder después al local sino que pareció marcharse por ahí, quizá a echar un bocado o un trago. Los imagino más fieles al local y al tanto de sus costumbres.

Abierta la taquilla minutos después de las nueve de la noche el taquillero salió a la calle para pedir algo así como que tuviéramos un poco de paciencia dado que el habitáculo desde el que iba a cobrarnos y facilitarnos las entradas parecía estar falto de las mínimas condiciones higiénicas para su uso por lo que, antes de atendernos, iba a proceder a su limpieza. O dicho en sus propias palabras: "¡Eh! Esperad que eso está lleno de mierda puta". No lleno de mierda a secas, ni de 'puta mierda', sino de 'mierda puta', que debe de ser una categoría muy asquerosa de la mierda. Y a fe que debía de serlo porque tardó un rato en empezar a atender al personal.

En el cartel de anuncio del concierto (el que decía que era a las 21 horas) se anunciaba que el 'road manager' de los británicos en el momento de la grabación de London Calling (allá por 1979) ofrecería una mesa redonda sobre el proceso de creación del disco. Pasada media hora de la hora anunciada (y ya dentro del local) de pronto un señor con aspecto de presentador de la BBC apareció en la oscuridad del escenario y empezó a hablar ante un micrófono mudo. Uno de los técnicos de sonido apareció derrapando hacia la mesa y, con un vaso de bebida en la mano, dijo en voz alta que "hostia, que está el viejo en el escenario". Apagó música ambiente, encendió la iluminación y abrió micrófono. El señor BBC (a la postre presentado como el 'road manager') no reinició su locución sino que continuó la que ya había iniciado por lo que los espectadores sólo pudimos escuchar una parte. ¿Era la mesa redonda? No, estaba dando paso a la actuación de un tipo con guitarra en la mano, ojos con halo rojizo y cinco (creo haber contabilizado bien) canciones de su propio repertorio. A pesar de unas presuntas bromas y de animar al personal para que perdiera la vergüenza y ocupara el espacio más próximo al escenario este hizo caso omiso de la invitación, aplaudió tímidamente (el poco público presente en ese momento) y la actuación del telonero, Chris Von Sneidern (después guitarrista y segunda voz del grupo), pasó con más pena que gloria.

Sentí cierta lástima de Chris. Es ingrata la función del telonero. El público (por regla general, conozco excepciones) no va a escucharte a ti y parece juzgarte con cierta severidad (más bien indiferencia) ya que no eres más que un trámite que superar para llegar al meollo de la cuestión. Y Chris, lo siento Chris, en el fondo lo fuiste. Sin más. Aunque tu canción sobre una tal Anna Lisa...



Acabada la actuación, y tras unos minutos de pausa musical, el señor BBC (de nombre Johnny Green) salió acompañado al escenario por alguien que se presumía traductor de sus palabras. Lo intentó, doy fe, pero la traducción fue aproximada hasta que... hasta que la presentación (lo de 'mesa redonda' es otra cosa) derivó en la lectura de fragmentos de un libro que recordaba el momento de la grabación de London Calling. Mr. BBC y su traductor tenían un libro cada uno en su mano. Y se turnaron en la lectura. Uno leía en inglés y otro en castellano. Pero la lectura en castellano no era traducción de la lectura en inglés. ¡Era la continuación natural del texto sólo que en otro idioma! Así que fue una lectura bilingüe, que no doblada o traducida.

Imagino que es un lujo tener al 'road manager' de The Clash en aquella época pero su aportación no pasó de un yo estuve allí que a mí me generó una pregunta sin respuesta (ya que no hubo posibilidad de preguntar nada en la no 'mesa redonda'): ¿y por qué dejó de serlo? En todo caso a él le invitaron a esta gira española y, tal y como confesó, era una buena oportunidad de "darse una vuelta por ahí".

Servidor, que ni vivió la época de The Clash (entonces todavía pensaban por mi) ni ha sido nunca un gran fan del grupo (mis pasos han ido, hasta la fecha, por otros profundos valles de lágrimas) se acercó al concierto por curiosidad con un fenómeno musical (que conoce fundamentalmente por el documental sobre la vida del Clash Joe Strummer y poco más) y por simpatía por Chuck Prophet, de quien llevo meses disfrutando de su ¡Let freedom ring!. Prophet y compañía pusieron empeño en recrear el disco original (del que dispongo de una copia en CD desde hace meses) y el público, que parecía conocer mayoritariamente cada tema del disco (algunos creo que incluso llegaron a ver a Dios durante la actuación... o quizá compartían el secreto del halo rojizo de los ojos de Chris), se lo pasó en grande con la música. Me gusta mucho la voz de Prophet, su actitud en el escenario, pero me quedo con su propia música. La que recreó se reiteraba en sus formas, lo cual quizá se explica según una frase que Mr. BBC atribuyó a Joe Strummer sobre que "emoción y no intelecto", que está muy bien pero, sin capacidad intelectual de desarrollo, las formas tienden a una limitada y reiterada simplificación. Para un rato va bien pero...

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