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martes, agosto 25, 2009

KOJ & Louis Sclavis - "Piffkaneiro"


Tres años después de finalizada la Primera Guerra Mundial el director de cine alemán Ernst Lubistch (El bazar de las sorpresas - 1940 -, Ser o no ser - 1942) firmó la película Die Bergkatze (1921), una comedia antibelicista. Ochenta y tres años después, en 2004, el grupo suizo entonces llamado nadelohr (ahora KOJ) recibió el encargo del Jazz Club Moods de Zürich y de la filmoteca de la ciudad de poner banda sonora a esta película de cine mudo. Producto de este encargo nace el proyecto Piffkaneiro, título que procede a su vez de la propia película, nombre de una ciudad imaginaria citada en la misma.

Plano a plano, secuencia a secuencia, el cuarteto KOJ (antes nadelohr) firmó la música de esta banda sonora imaginada para la película de Lubistch, material a partir del cual desarrollaron el proyecto discográfico con la compañía invitada de una de las grandes figuras del Jazz Europeo, el francés Louis Sclavis que, curiosamente, ya había pasado por una experiencia semejante en el año 2002 cuando, por encargo de Bertrand Tavernier, firmó la música para Dans la nuit, película de Charles Vanel del año 1929.

Hay algo de cine negro en la sonoridad de la música, algo también de música cabaretera, drama y divertimento y, sobre todo, mucho ingenio para articular con absoluta naturalidad estéticas que son tanto del Jazz como de la música Libre Improvisada, tanto del Folclore como de la Música de Cámara Contemporánea. O dicho de otra manera, la música de Piffkaneiro se mueve en los parámetros a los que algunos músicos del centro de Europa nos tienen acostumbrados; el siglo XX musical forma un todo en el que las partes no habitan en compartimentos estancos sino que son una misma realidad. De ahí que aunque podamos dedicar tiempo a extraer las influencias perceptibles en cada composición lo interesante no está tanto en ello como en que hay unas herramientas que los músicos utilizan con naturalidad e intercambian sin plantearse a qué ámbito de la expresión musical pertenecen. De esa manera KOJ y Louis Sclavis consiguen una banda sonora imaginaria densa, llena de contrastes donde predomina cierto expresionismo no exento de un humor casi circense y donde improvisación y composición forman, al igual que la estética, un todo en ocasiones indistinguible.

© Carlos Pérez Cruz

Publicado originalmente aquí.

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